Durante el Porfiriato, las proximidades del Obispado se convirtieron en un paseo público, y comenzaron entonces los planes para la rehabilitación del edificio.

En 1902 se dictó la Ley sobre  Clasificación y Régimen de los Bienes Inmuebles de la Federación y en 1907 se constituyó la Junta Arqueófila de Nuevo León. Tras la Revolución Mexicana y el deterioro del inmueble, la Junta de Mejoras del Obispado propuso su restauración y posterior utilización como museo.

El INAH acogió dicha iniciativa, y con el arquitecto Joaquín A. Mora como responsable de la restauración, inicio las labores correspondientes en 1944, para culminarlas nueve años después, en septiembre de 1953. El 20 de septiembre de 1956, el Museo Regional de Historia de Nuevo León, “El Obispado” abrió así puertas  al público.

Concebido como un organismo dinámico, el museo es promotor y escenario de constantes actividades culturales de diversa índole. Está dedicado al fomento de la historia y cultura de la región noreste del país, así como a resaltar la importancia del devenir histórico de México.

El museo alberga una vasta colección consistente en tres mil piezas originales que le fueron donadas desde su fundación; presenta su amplio acervo histórico en forma cronológica, tal y como se gestaron los sucesos importantes en el estado y la región.